Ante la situación actual donde la crisis ha calado en todos los mercados, las empresas sufren las consecuencias y las bolsas fluctuan sin cesar.
Algunas empresas han decidido dejar de lado aquello por lo que apostaban en épocas de bonanza: el desarrollo sostenible, los sistemas de gestión ambiental y todo aquello implementado en los últimos años que si bien tenía un coste favorecía no solo a la productividad y eficiencia de las empresas sino que beneficiaban conjunto de la sociedad. Erroneamente algnos han identificado estos gastos como prescindibles ante la situación y este error se acabará notando a medio plazo, una vez superado el bache estas empresas estarán en clara desventaja con respecto a las que mantengan estos sistemas claves que a medio plazo no sólo son rentables sino que además son creadoras de valor añadido.
Por otro lado las inversiones que antes iban al merado inmobiliario, a la bolsa o a bancos ahora están en el limbo dado que ninguno de ellos aporta seguridad sobre sus beneficios o siquiera la posibilidad de recuperar la inversión. Por ello la inversión inmobiliaria racional resurgirá en cuanto los precios actuales toquen su mínimo racional, en esta situación, un intersante nicho de inversión serán los edificios sostenibles. Estos Edificios aportan no sólo un sobrevalor en si mismo sino que la reducción de consumos y costes relacionados aprota una fuente de beneficio real a dicha inversión independiente de la especulación del mercado. Es por ello que cuando los mercados se estabilicen será esta una fuente de resurgimiento no sólo en la edificación sino las empresas que hayan conseguido mantener sus objetivos de eficiencia aplicando criterios medioambientales liderarán el futuro de la recuperación económica.
